20110202

BIENVENIDOS

Bueno amigos aquí estamos de nuevo. Este año hemos huido del “mundanal ruido” que supone el Xacobeo y nos hemos ido a buscar un camino más tranquilo y apropiado para lo que pretendemos: hacer deporte, conocer nuevas gentes y lugares, disfrutar, divertirnos y pasarlo bien, aunque sin agobios; objetivos que en esta ocasión también hemos alcanzado sobradamente.

El Camino del Norte, también llamado de la Costa, era muy transitado en la Edad Media para evitar a los musulmanes que ocupaban gran parte de la península. Con la Reconquista fue perdiendo importancia a favor del camino Francés mucho menos duro, aunque está de nuevo en alza en los últimos años.

Este camino, a su paso por Cantabria, tiene tres características fundamentales: la belleza de sus paisajes, que en su trazado hay mucha carretera y que parece que los kilómetros se miden en millas. La hermosura de esas tierras es por todos conocida; en cuanto al asfalto, la gran cantidad de minifundios existentes debe dificultar que se habiliten caminos a través de esos fantásticos prados, lo que hace que los caminantes tengamos que utilizar la carretera en gran medida para cubrir las etapas. En lo referente a las distancias oficiales que figuran en las guías editadas por el Gobierno de Cantabria, se podrían revisar para ajustarlas a la realidad porque, según el podómetro, siempre se hacen más kilómetros de los indicados.

Por cierto, hay que felicitar al mencionado Gobierno Cántabro por el esfuerzo que está realizando en cuanto a atención, información y medios para con el Camino a su paso por Cantabria, especialmente en el tramo que se desvía a Liébana (Camino Lebaniego) donde nos ofrece dos estupendos albergues (La Fuente y Potes) que hemos tenido la suerte de disfrutar. Aunque hay un lunar: el albergue de Santander merece ser mejorado ampliamente, en especial los baños y duchas, para hacer honor a esa magnífica ciudad.

En resumen: buena gente, espléndido paisaje, excelente comida, cerveza y sidra en abundancia, grandes amigos y risas, muchas risas.




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ALICANTE - CASTRO URDIALES

21 y 22 de agosto de 2010, sábado – domingo:

Aumenta la tropa. Este año somos siete: los hermanos Julián y Paco López, Fernando Rodríguez, Antonio Vilaplana, Miguel López, Paco Calatayud y el que suscribe Juan Olmos.

Tras la recogida habitual nos vamos para Alcoy donde nos espera Antonio para cenar, luego, tranquilamente, carretera y manta. Voy conduciendo yo y me equivoco al pasar por Madrid, lo que nos permite una visita turística por el Paseo de la Castellana a las 4 de la mañana con el consiguiente chorreo para el conductor (mi menda lerenda). Después autopista de Bilbao, parada en Miranda de Ebro para almorzar y a Castro Urdiales.

Castro es la cuna del gran músico Ataulfo Argenta (1913-1958) que, pese a la carrera de obstáculos que fue su corta vida, logró significarse como uno de los más prestigiosos directores de la época junto a Karajan, Bernstein y otros.

Paseamos por el casco urbano hasta la zona de soportales junto al puerto, donde caen unas docenitas de sardinas con abundante cerveza mientras observamos la gran afición que aquí existe por las traineras. En casi todos los bares hay instaladas pantallas alrededor de las cuales se agolpa la gente como si de un partido del mundial se tratase.

A continuación garbeo por la playa hasta el albergue que es pequeño y está lleno, indicándonos que aún llegará más gente que viene de camino, así que nos marchamos al próximo que se encuentra en Islares a unos pocos kilómetros. Allí el albergue está ubicado en lo que fue la casa del médico, detrás de la iglesia; es pequeño y limpio, recién inaugurado y el hospitalero muy amable.

Son más de las dos de la tarde y hay que comer. En el albergue nos recomiendan el bar La Cuca, en la playa a un km., aunque no les queda casi de nada; junto a él está el camping Playa de Arenillas pero de su cafetería nos echan literal e impertinentemente; se ve que es un poco tarde y ya han trabajado bastante o es que son así. Por fin se apiadan de nosotros en el único bar del pueblo y nos preparan unos platos combinados.

Miguel, Julián y yo nos vamos a Santander a devolver la furgoneta, a hacer unas gestiones y a recoger el coche que amablemente nos dejará Carlos, sobrino de Miguel, para que podamos ejercer de “turigrinos” este año. En una terraza tomamos unas cervezas y charlamos un rato con unos amigos de Julián, también con Lucía, Nacho, Manolo, Carlos y Rocío familiares de Miguel y con un amigo de éste, Eugenio Moro, compañero prejubilado del Santander y orfebre, que ha realizado las labores últimas de restauración del Lignum Crucis que más adelante tendremos el placer de contemplar en Santo Toribio de Liébana.

Los demás se han quedado descansando y paseando por Islares, donde no hay absolutamente nada, y ya los encontramos durmiendo al regresar pese al bullicio que hay alrededor del albergue por el botellón que tienen montado unas decenas de chavales, pero si están la mitad de cansados que yo comprendo que no oigan nada.


En Alcoy, preparando la salida
Durante el viaje cada uno .......

.......Descansa como puede

Llegada a Castro Urdiales. Aula arqueológica

Playa

Zona utilizada como solarium

Club marítimo

Monumento a Ataulfo Argenta

Puerto. Al fondo iglesia y castillo

En la zona de vinos.......

.......Saboreando las sardinitas del Cantábrico.......

.......Que están riquísimas

Arribamos al albergue de Islares

Interior

Paraje de la costa de Islares.......

.......Con la roca erosionada



ISLARES - LAREDO

23 de agosto, lunes:

Hoy estaba previsto que partiéramos de Castro Urdiales e hiciéramos noche en Guriezo, caminando unos pocos kilómetros por terreno suave para probarnos ya que es la primera jornada, pero como tuvimos que pernoctar en Islares empezamos aquí y llegaremos hasta Laredo ganando así un día sobre el calendario inicial. Ya encontraremos oportunidad de utilizar este día que guardamos en la recámara.

Estábamos realmente cansados y no madrugamos mucho. Partimos sin desayunar porque está todo cerrado y, siempre por carretera, llegamos a Guriezo donde almorzamos. Aquí hablamos por primera vez con Natalia y Nerea con las que, días después, estableceríamos una bonita amistad.

De nuevo carretera hasta El Pontarrón, allí nos recomiendan que sigamos por asfalto pero, como somos así de chulos, nos vamos por donde ya no lo hace nadie y nos subimos La Magdalena. ¡Ala!, primer día y “to parriba”. Resulta pesado subir pero el paisaje es espléndido.

Arribamos a Liendo deteniéndonos en un bar-supermercado donde tomamos un “frugal” tentempié. Seguimos atravesando un valle, después más carretera y aparecemos en un alto con unas espléndidas vistas de Laredo y su magnífica y gran playa de La Salvé. Bajamos unas largas escaleras y entramos en la ciudad por la Puerta de San Lorenzo del s.XIII muy bien rehabilitada (también llamada Puerta de Bilbao y, originariamente, Arco de la Calzada).

Nos encaminamos al “Bar Lucio” donde Miguel ha negociado la comida: fabes con almejas. Tras el ritual (aperitivo, comida, postre, café y chupito) a las cinco de la tarde hacemos entrada triunfal en el albergue Casa de la Trinidad donde alguien nos llama educadamente “escandalosos adolescentes” porque hemos entrado tal como elefantes por chatarrería y había gente durmiendo la siesta a la que hemos desvelado.

El albergue ocupa unas dependencias en un lateral del convento de las monjas Trinitarias. Es amplio, cómodo, limpio, dotado de lavadora, cocina y salón-comedor que permiten relajarse y descansar perfectamente.

Ducha, colada y algunos se van a la playa mientras otros damos un paseo por la ciudad y hacemos la compra para la cena que preparamos y compartimos con unas simpáticas chicas catalanas, dos ciclistas cordobeses y una agradable sevillana, María, que resulta que conoce nuestro blog, departiendo con todos ellos y convirtiéndose en una grata tertulia. Para rematar, y aprovechando que tenemos llave para entrar y salir a deshoras, nos vamos unos pocos a tomar un gin-tonic por el pueblo, pero es lunes y no hay casi nadie, así que charlamos un rato con Antonio de Tomelloso, con quién nos hemos encontrado, y volvemos al cubil. Procuraremos no despertar a nadie otra vez no sea que nos saquen al patio o nos pongan de rodillas y con los brazos en cruz.

Empezamos

Carretera por todos lados

Una aldea

Vamos a subir La Magdalena

Paco en pleno esfuerzo

En lo alto, prados.......

.......Y una bandada de buitres

Julián hidratando

Nos presentamos oficialmente: Antonio, Natalia y Nerea

Nerea

Saludando a un amigo

Llegando a Laredo

Desde aquí.......

.......Tenemos esta vista

Entramos en Laredo por la Puerta de Bilbao

Y vamos derechitos al Bar Lucio

A por las fabes con almejas

Paco, que lo romperás

Dispensador de leche fresca a granel en las calles de Laredo

Paco López en el interior del albergue

Catalanas y andaluces cocinando la cena

Nosotros también

Ahora a saborearla

Conocemos a María




LAREDO - GÜEMES

24 de agosto, martes:


Desayunamos en un bar y nos recorremos la espléndida playa de La Salvé hasta El Puntal donde a las 9,00 h. tomamos “El Gasolino”, lancha que nos traslada hasta Santoña en unos minutos. Nos hallamos en la patria chica de Juan de la Cosa, marino y cartógrafo, autor del mapamundi más antiguo. Era propietario de la nao Santa María (antes La Gallega) capitana del descubrimiento de América. La nave encalló y se perdió en las costas de Santo Domingo, pero él continuó los viajes al Nuevo Mundo realizando un total de seis.

Cruzamos el pueblo y nos topamos con los muros del penal El Dueso junto a los cuales caminamos un buen trecho. Estamos en un entorno protegido: la Reserva Natural Marismas de Santoña y Noja. Un poco más adelante, en la acera de una urbanización adyacente a la playa de Berria, nos encontramos a la sevillana María que ha sufrido un desvanecimiento al efectuar un giro de la cabeza y está siendo atendida por unos vecinos. Ya se encuentra mejor, así que Julián acarrea su mochila y partimos en dirección a Noja, para lo cual hemos de superar el monte del Brusco que separa la playa de Berria de la de Trengandin.

En esta última, larga como un día de verano sin cerveza (4,5 km.), nos descalzamos para poner los pies al fresco aprovechando la bajamar e ir caminando por la arena hasta arribar a Noja donde nos espera Miguel. Allí almorzamos invitados por María que quiere mostrarnos su agradecimiento por haberla ayudado. Sabes que no hacía falta, María.

Antonio y María se van con Miguel y el resto reanudamos la marcha. A la salida de Noja un aroma turbador nos envuelve y atrapa: estamos pasando junto al obrador del convento de Santa María de la Merced donde las monjas están cociendo sus delicias ¡Hay que entrar!. Fernando compra una quesada y las monjitas nos obsequian con dos cajas de otros dulces, así que ya tenemos postres para la cena.

Entre frondosos prados donde pacen gran cantidad de vacas, vamos zigzagueando hasta Castillo primero y a Meruelo después, llegando más tarde a Bareyo, deteniéndonos a tomar resuello en la cafetería del camping Los Molinos donde una simpática camarera le ofrece a Paco Calatayud hacerle el boca a boca para que oxigene, él agradece el gesto pero no acepta (?). Nos dicen que de aquí a Güemes hay 6 minutos en coche, una hora caminando, pero en vez de ir por la carretera regresamos al Camino y éste nos vuelve a tomar el pelo haciéndonos dar vueltas y vueltas por el campo, por lo que la etapa se convierte en un voy-y-vengo.

Arribamos, por fin, al albergue “La Cabaña del Abuelo Peuto” regentado por Ernesto Bustio, sacerdote, viajante, peregrino de la vida como a él gusta definirse, y que se sale de las pautas de un albergue al uso. Se trata de la casa que construyó, por ahora hace 100 años, el abuelo de Ernesto llamado Perfecto (Peuto coloquialmente) y que fue reconstruida hace unos 40 años, añadiéndosele dependencias posteriormente. En 1999 pasa el primer peregrino y durante ese año se cuentan unos 200, el pasado año 2009 fueron 3.500; aunque no solo pernoctan peregrinos sino que también alberga, previa reserva, a niños de colegios y excursionistas.

Los hospitaleros nos reciben amablemente, nos ofrecen líquidos y nos acompañan a las habitaciones, luego Ernesto da una charla en la biblioteca, que Natalia traduce al inglés, hablándonos de la historia de la casa, de la emigración de la familia y de sus múltiples viajes por Africa y América Latina que han quedado reflejados en más de 80.000 fotografías, de las que acaban de digitalizarle unas 60.000 en la Universidad de Cantabria. Nos traslada su filosofía de compartir experiencias y vivencias y su mensaje de que si venimos con mentalidad del Camino Francés chocaremos con la realidad del Camino del Norte que, según él, tiene dos dificultades: el propio camino físico y el problema mental. Además este es un camino para gente inteligente y creativa. Ahí queda.(Lo ha dicho él, que conste).

Después viene la cena: sopa de fideos, ensaladilla rusa, lentejas y fruta. La sobremesa la ameniza José Luís, un músico que toca el rabel un instrumento medieval considerado el violín de la época, seguramente de origen árabe, cantándonos algunas canciones lugareñas. En este albergue no hay fijado un precio por la estancia, cena y desayuno sino que se insta al peregrino a que valore lo recibido y deje anónimamente en una hucha que hay a la entrada el dinero que considere y pueda.

Nos retiramos a nuestros aposentos a saborear la quesada y las rosquillas de las monjitas de Noja, uniéndose a la cuchipanda las y los jóvenes de la habitación de al lado derivando la conversación hacia temas existencialistas, hasta que el hospitalero cambia el tono afable de la tarde por otro mas recio y nos manda callar enérgicamente. Deduzco que quiere dormir.



Playa de la Salvé por la mañana

Con "El Gasolino" llegamos a Santoña en un plis-plas

Aquí estamos

Prisión de El Dueso
Sus muros

Subiendo al monte del Brusco

A nuestra derecha la playa de Berria

A la espalda las marismas de Santoña

Nos vigilan desde la cima

Y los "cojines de monja" nos rodean

Ahora bajaremos a la playa de Trengandin

Voilà

A Julián le faltan manos

Puente medieval de Helgueras sobre la marisma Victoria

Desde la Sociedad Deportiva de Noja nos despiden

Otro modelito para cuando toque la bonoloto

Nos rodean las vacas

Por fin llegamos al albergue

Curioseando en la biblioteca

Ernesto nos da una charla

Que escuchamos con atención.......

....... Y entretenidos

El rincón de las fotos. Hay más de 80.000 diapositivas sobre los viajes de Ernesto

Luego viene la cena. Aquí los chavales.......

.......Aquí los "jovenzuelos".......

....... Y en esta mesa el resto

En la sobremesa Ernesto nos cuenta cosas.......

.......Y José Luis toca "el ravel", atentamente observado por Natalia


Playa de Trengandin
Charla de Ernesto