Justo lo que me temía, el momento de los roncadores ha sido apoteósico, y es que entre el cocido y la sidra hemos debido estar sublimes. Una chica que tuvo la valentía de quedarse entre nosotros ha cogido a media noche el colchón y se ha ido al pasillo (que conste que ayer le advertimos al llegar y el que avisa no es traidor). Parece que un alemán ha estado dando empellones a mi litera pero sólo ha logrado despertar a un sevillano que dormía abajo, quién se ha pasado el resto de la noche calculando los ronquidos que doy por minuto y hora, y salen un montón. ¡Qué exagerado! . Bueno, es lo que puede pasar cuando se duerme en comunidad.
Bajamos al centro de San Vicente, desayunamos, compramos fruta y cuando llegan Julián y Miguel nos repartimos en los dos coches: Fernando, Miguel y yo nos vamos a Poncebos y el resto partirá desde Caín.
La garganta del río Cares discurre entre Poncebos (Asturias) y Caín (León), son 12 kilómetros que forman la senda más famosa y transitada de los Picos de Europa. Se trata de un camino a media altura de la garganta que se construyó entre 1945 y 1950 para mantenimiento del canal de alimentación de la central hidroeléctrica de Camarmeña, en Poncebos.
Es una ruta espectacular por la altura respecto al río que se alcanza en algunos puntos. Al comienzo, desde Poncebos, tiene una empinada subida de un par de km. pero pronto la senda es prácticamente llana, atravesando dos puentes y una zona de túneles excavados en la roca, alguno de ellos con ventanales, hasta llegar a la presa de Caín donde se va abriendo el valle y aparece el caserío.
Nos hemos cruzado con el otro grupo casi en la presa por lo que les quedan unas horas hasta Poncebos; nos comentan que las carreteras para llegar a Caín son complicadas y por eso se han retrasado. Nosotros ya hemos terminado, así que vamos a tomar un cocido montañés, que nos lo hemos ganado, y luego ya veremos.
Misión cumplida. Con el cocido puesto, empezamos a dar vueltas y vueltas por la montaña dándole la razón a los compañeros que decían que estas carreteras son algo complejas, llegando a la conclusión de que vale la pena duplicar el trayecto e ir y volver andando por el sendero antes que hacer este montón de kilómetros por carreteras estrechas y difíciles.
Por fin llegamos a San Vicente de la Barquera donde nos están esperando el resto de la tropa. Y ya toca despedida, Miguel y yo nos quedamos en Santander y los demás se vuelven para casa.
Han sido unos días fantásticos en los que hemos disfrutado de la naturaleza, de la hospitalidad de estas tierras maravillosas y, principalmente, de la compañía de gente que ha valido la pena conocer.
GRACIAS AMIGOS, HASTA SIEMPRE.
Comienza la senda
Ahí vamos cuesta arriba
Primera parada para disfrutar del paisaje
Seguimos subiendo
Miguel repostando
El paisaje es espectacular y la senda muy concurrida
Me acuerdo que cuando hicimos el camino de Santiago nos ocurrió algo parecido y no podíamos dormir por la noche, aunque la verdad es que roncar es un problema muy molesto y muy grave aunque de un tiempo a esta parte encontré esta interesante página con consejos para dejar de roncar y la verdad es que me fue bastante bien,me acuerdo que le tenía que decir a un amigo que se pusiera de lado para que no roncara. Por cierto, la verdad es que los paisajes se ven preciosos. ¡Gracias por compartirlo!
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