1 de septiembre, miércoles:
Hoy va a ser una jornada tranquila y como tal la comenzamos: nos levantamos tarde, desayuno relajado en el único bar abierto y carretera hacia Santo Toribio de Liébana. En menos de una hora hemos llegado.
El monasterio es lugar de peregrinación desde el año 1512 por bula del papa Julio II, siendo junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y, recientemente, Caravaca de la Cruz uno de los cinco lugares en los que se puede obtener el jubileo peregrinando. La construcción de la actual iglesia, de estilo gótico monástico, se inició a mediados del s. XIII sobre la anterior románica que, degradada por las amortizaciones del s. XIX, fue restaurada a mediados del siglo pasado. Destacan la gótica imagen yacente de Santo Toribio en madera policromada, el camarín donde se guarda el Lignum Crucis (el fragmento más grande que se conserva de la cruz de Cristo que llegó al monasterio en el s.VIII huyendo de la invasión musulmana, según los manuscritos) diseñado en 1705 y construido con donaciones de indianos lebaniegos, así como la carcasa de plata dorada que envuelve el madero, realizada originalmente por orfebres de Medina de Rioseco en 1778 y restaurada en varias ocasiones, la última por la familia Moro de Santander.
Utilizamos un par de horas en ver tranquilamente lo visitable del monasterio, comprar unos recuerdos y recoger La Lebaniega . Durante ese tiempo son numerosos los autobuses de gente que llegan de visita.
El regreso a Potes es cuesta abajo por lo que tardamos menos tiempo en llegar. Toca una buena ducha en el albergue y luego vamos a echarle una mano al colesterol zampándonos un magnífico cocido lebaniego en el restaurante-hotel de “Paco Wences” que nos ha recomendado el amigo Colina. Acierto pleno, estaba buenísimo; la vuelta al centro de Potes para recoger el equipaje y devolver las llaves del albergue, se hace pesado.
Mañana vamos a caminar por la garganta del río Cares en Asturias y necesitaremos dos coches para dividirnos en dos grupos, uno partirá de Poncebos y el otro de Caín y cuando nos crucemos nos cambiaremos las llaves y así no repetiremos la ruta. Para ello, Julián se marcha con Miguel a Santander a alquilar un vehículo que ya servirá para regresar a Alicante cuando terminemos la caminata. A los demás el cocido nos obliga a echar una cabezadita en la estación de autobuses mientras esperamos al bus que nos llevará a San Vicente de la Barquera, donde haremos noche a la espera de que mañana nos recojan Julián y Miguel para ir al Cares.
Salimos de Potes por el desfiladero de la Hermida que es una espectacular garganta que discurre junto al río Deva durante 21 km. de su curso. Las tres veces anteriores que he pasado por él han sido conduciendo, por lo que no había apreciado hasta ahora su majestuosidad que le hace a uno sentirse pequeño, insignificante.
En San Vicente nos alojamos de nuevo en el albergue “El Galeón” , luego recorremos la zona de bares donde tomamos unas sidras escanciándolas como podemos, tratando de obtener las cualidades que le atribuye una popular prosa rimada, que comienza así: “Eres entre los licores el más pródigo en colores, en espuma y en vapores.....”, pero lo nuestro no es escanciar sidra. Habrá que practicar más.
Para cenar “pescaito” fresco, que para eso estamos en puerto de mar, elegimos un lugar que nos han recomendado Lucía y Nacho que se llama “El Barquereño” donde David y su hermana, los propietarios, nos atienden amablemente. Luego subidita paseando al cerro de San Vicente donde tenemos nuestros aposentos y a ver cómo nos portamos los roncadores esta noche, que por las mañanas se nos queja la parroquia.
La "troupe" camino de Santo Toribio
Un momento, que falto yo
El Monasterio
Imagen yacente de Santo Toribio
Lignum Crucis
Camarín donde se guarda
Paco
Juan
Fernando
El equipo al completo con "la lebaniega"
Degustando el cocido lebaniego en "Paco Wences"
Que tiene esta pinta.....
..... luego hay que reposarlo.....
......como se puede
Nos volvemos a San Vicente de la Barquera
Aquí estamos de nuevo
Ruinas del antiguo hospital de la Concepción
¿De la orden de Malta?
Así escancia la sidra un profesional
Otros lo intentan
Hoy va a ser una jornada tranquila y como tal la comenzamos: nos levantamos tarde, desayuno relajado en el único bar abierto y carretera hacia Santo Toribio de Liébana. En menos de una hora hemos llegado.
El monasterio es lugar de peregrinación desde el año 1512 por bula del papa Julio II, siendo junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y, recientemente, Caravaca de la Cruz uno de los cinco lugares en los que se puede obtener el jubileo peregrinando. La construcción de la actual iglesia, de estilo gótico monástico, se inició a mediados del s. XIII sobre la anterior románica que, degradada por las amortizaciones del s. XIX, fue restaurada a mediados del siglo pasado. Destacan la gótica imagen yacente de Santo Toribio en madera policromada, el camarín donde se guarda el Lignum Crucis (el fragmento más grande que se conserva de la cruz de Cristo que llegó al monasterio en el s.VIII huyendo de la invasión musulmana, según los manuscritos) diseñado en 1705 y construido con donaciones de indianos lebaniegos, así como la carcasa de plata dorada que envuelve el madero, realizada originalmente por orfebres de Medina de Rioseco en 1778 y restaurada en varias ocasiones, la última por la familia Moro de Santander.
Utilizamos un par de horas en ver tranquilamente lo visitable del monasterio, comprar unos recuerdos y recoger La Lebaniega . Durante ese tiempo son numerosos los autobuses de gente que llegan de visita.
El regreso a Potes es cuesta abajo por lo que tardamos menos tiempo en llegar. Toca una buena ducha en el albergue y luego vamos a echarle una mano al colesterol zampándonos un magnífico cocido lebaniego en el restaurante-hotel de “Paco Wences” que nos ha recomendado el amigo Colina. Acierto pleno, estaba buenísimo; la vuelta al centro de Potes para recoger el equipaje y devolver las llaves del albergue, se hace pesado.
Mañana vamos a caminar por la garganta del río Cares en Asturias y necesitaremos dos coches para dividirnos en dos grupos, uno partirá de Poncebos y el otro de Caín y cuando nos crucemos nos cambiaremos las llaves y así no repetiremos la ruta. Para ello, Julián se marcha con Miguel a Santander a alquilar un vehículo que ya servirá para regresar a Alicante cuando terminemos la caminata. A los demás el cocido nos obliga a echar una cabezadita en la estación de autobuses mientras esperamos al bus que nos llevará a San Vicente de la Barquera, donde haremos noche a la espera de que mañana nos recojan Julián y Miguel para ir al Cares.
Salimos de Potes por el desfiladero de la Hermida que es una espectacular garganta que discurre junto al río Deva durante 21 km. de su curso. Las tres veces anteriores que he pasado por él han sido conduciendo, por lo que no había apreciado hasta ahora su majestuosidad que le hace a uno sentirse pequeño, insignificante.
En San Vicente nos alojamos de nuevo en el albergue “El Galeón” , luego recorremos la zona de bares donde tomamos unas sidras escanciándolas como podemos, tratando de obtener las cualidades que le atribuye una popular prosa rimada, que comienza así: “Eres entre los licores el más pródigo en colores, en espuma y en vapores.....”, pero lo nuestro no es escanciar sidra. Habrá que practicar más.
Para cenar “pescaito” fresco, que para eso estamos en puerto de mar, elegimos un lugar que nos han recomendado Lucía y Nacho que se llama “El Barquereño” donde David y su hermana, los propietarios, nos atienden amablemente. Luego subidita paseando al cerro de San Vicente donde tenemos nuestros aposentos y a ver cómo nos portamos los roncadores esta noche, que por las mañanas se nos queja la parroquia.
La "troupe" camino de Santo Toribio
Un momento, que falto yo
El Monasterio
Imagen yacente de Santo Toribio
Lignum Crucis
Camarín donde se guarda
Paco
Juan
Fernando
El equipo al completo con "la lebaniega"
Degustando el cocido lebaniego en "Paco Wences"
Que tiene esta pinta.....
..... luego hay que reposarlo.....
......como se puede
Nos volvemos a San Vicente de la Barquera
Aquí estamos de nuevo
Ruinas del antiguo hospital de la Concepción
¿De la orden de Malta?
Así escancia la sidra un profesional
Otros lo intentan
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