Abandonamos la “mansión” que nos cobijó los dos últimos días, desayunamos en un bar y pasamos por la abadía cisterciense de Viaceli a visitar el albergue y seguidamente marchamos hacia Comillas de nuevo, pero esta vez por la carretera.
En Comillas descanso-parón-almuerzo en el “Bar Filipinas” y reanudamos el recorrido por la pradera que rodea el palacio de Sobrellano donde se está celebrando una feria de ganado. Continuamos por la carretera hasta atravesar el Puente de la Rabia sobre la ría del mismo nombre, luego un rato por carril bici hasta que un chaval nos recomienda que vayamos por un sendero sin señalizar que bordea la costa en vez de por la carretera, lo que resulta un acierto ya que nos metemos de lleno en el corazón del Parque Natural de Oyambre, un verdadero paraíso, aunque la marea baja hace menos vistoso el paisaje. El Parque Natural de Oyambre abarca unas 5.000 Has., y es un compendio de la Cantabria litoral con representación de elementos naturales: playas, acantilados, dunas, prados, rías, marismas, bosques, sierras costeras y un majestuoso telón de fondo formado por los Picos de Europa.
Nos hemos apartado de la ruta oficial y vamos costeando alrededor de playas como las de Oyambre, Gerra, Merón, Tostadero, ……., que tienen bastante afluencia de gente al ser domingo y hacer un día espléndido.
Dejamos las playas y nos desviamos hacia el Puente de la Maza que nos permite atravesar la ría para adentrarnos en San Vicente. El actual puente de 28 arcos y renacentista, es la evolución del que ordenaron construir los Reyes Católicos en el siglo XV sustituyendo a otro de madera, y que fue el más grande del reino.
El albergue “El Galeón” está en lo alto del Cerro de San Vicente, entre el castillo y la iglesia de Santa María de los Angeles, junto a los restos del antiguo hospital de peregrinos de la Concepción (s.XIV-XVI), se ubica en los bajos de un edificio de piedra y lo regenta un matrimonio, Luis y Sofía, que manifiestan un humor cambiante. Aunque las literas se encuentran algo hacinadas, el lugar está limpio y es suficiente.
Impolutamente aseados nos vamos al bar de enfrente y, caña en ristre, esperamos al novio de Nerea que viene a llevarse a ella y a Natalia camino de Donosti ya que mañana tienen que trabajar (vaya vicios tienen algunas).
Nos despedimos con tristeza porque hemos compartido muchos momentos cordiales y divertidos que todos recordaremos con agrado. Hasta siempre chicas, ha sido un gran placer conoceros y ya sabéis donde nos hallamos. Estaremos en contacto.
Hay que recuperar el ánimo y lo mejor es tomar unas cañitas con algo de buen pescado mientras vemos un partido de fútbol……., o dos.
Desayuno
Al peregrino-a hay que ayudarle siempre en lo que necesite
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